Presentación

Mi nueva miscelanea. Mi gran razón. Mi pequeño corazón.

24 diciembre 2011

Feliz Navidad

Pese a mi educación harto-católica no creo en la Navidad. Una asociación religiosa llamada Iglesia Católica celebra el nacimiento de su Dios. Es como si dentro de cien años, los tecnófilos “windowseros” celebrásemos el nacimiento de Bill Gates. Pero lo respeto.
Respeto que suponga un conflicto familiar ad hoc. Respeto que algunos de los católicos que conozco no me den un beso porque consideran mi vida reprobable, y que yo tenga que respetar sus ideas y su forma de vida pese a no recibir lo mismo. Respeto que todo se reduzca a regalos sin sentido y sin intención real de hacer feliz a los demás, que los amigos invisibles proliferen como las setas y sus buenos deseos sean tan efímeros como éstas. Respeto que quienes trabajen en los sectores del ocio, comercio y diversión tengan que trabajar un día que para los demás es santificable y les toque aguantar, muchas veces, las groserías y las impertinencias de quienes se permiten darnos lecciones de “amor”.
Me gustaría que la Navidad fuera sincera ya que está en el calendario y nos “molestamos” en celebrarla. Me gustaría que los compañeros de trabajo, estudios, actividad, vecinos, etc., que me apuñalan todos los días del año, no me vengan hoy con una sonrisa más falsa que Pilatos a desearme algo que no sentirían aunque quisieran. Me gustaría que hoy no me deseasen Feliz Navidad los que el resto del año ni siquiera me desean buenos días. Me gustaría que si de verdad somos capaces de olvidar nuestras diferencias un día, que no lo es, lo hiciésemos otros tantos sin señalarlos en rojo. Me gustaría que todos los días del año, todos fuésemos Santa Claus, y no enanitos gruñones. Me gustaría que algún año, quedase sembrado en el corazón de todos, una semilla de amor. Porque el amor de verdad, la amistad y los buenos sentimientos no deberían tener nada que ver con el calendario ni con la religión.