Presentación

Mi nueva miscelanea. Mi gran razón. Mi pequeño corazón.

05 mayo 2013

VIAJE A RECURRENCIA



Mi querido amigo: al socaire de tus palabras he ideado un plan que espero sea de tu agrado. 
He sacado dos billetes de tren para llegar a Recurrencia mañana al anochecer. Tengo mesa reservada para cenar alas de pato y cogollos de hiedra fresca. Me sugieren que preparan un helado exquisito con los zumos de la tierra que ya conoces. Para dormir, supongo que aún recuerdas, tantos años después, el hostal “La Guarda”. No es tu querida bossa nova, pero el piano-jazz hará las delicias de tu desnortada cabeza escuchando la llamada del destino…

Te ruego me disculpes la licencia, me ha sido inevitable imaginarlo…



Recurrencia es un lugar muy interesante para viajar. Esta cerca de la isla de Rompientes (hay un barco de ida y otro de vuelta al día). También está cerca de las termas de Tiruday, en donde las camisetas se encogen y se ensanchan en función del día que haya. Por eso es tan difícil acertar con las tallas. Pero el mercadillo es muy divertido. Mañana, sin embargo, yo no sé cuando llegaré de Larganoche de Piedra.


He oído decir que Larganoche de Piedra debe su nombre al fuerte viento Caprichudo que, soplando en fase septentrión sobre la vertiente ártica de la Sima de Piedra, oculta por completo la luz del sol durante días. Y que en la vertiente antártica, la fase meridión provee al viajero de infinitas horas de calidez. También cuentan los ancianos que es la propia energía establecida entre visitante/acompañante la que desencadena una u otra fase teniendo que sufrirlo sin remedio.

Por mi parte, disfruto en la planicie de Inexorable Reencuentro la llegada del autogiro Ufano, aeronave que, por deseo expreso del piloto, efectúa viaje entre una y siete veces por semana.


(Sin tu permiso)

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